Como un niño, que aprende a clamar antes de amar, y a llorar antes que a orar, así soy yo.

lunes, 9 de febrero de 2009

LLORAR Y AMAR, CLAMAR Y ORAR




La Rosa Mística; llora desde el 8 VIII 83, a las 3PM, en la casa de la Sra. María Lindens-Schroder, Konig Albertlaan 115, en Maasmechelen (Bélgica).
Estatua #B-1867.

La Santísima Virgen lloró, y lloró mucho!! María lloró en su vida terrena y lo que es mas admirable todavía,


La Virgen llora en La Salette


La Virgen llora sangre en Civitavecchia

que aunque está ya en el cielo gozando de la promesa de consolación, ella continúa llorando por nosotros y por las ofensas que nosotros los hombres cometemos en contra de su Hijo. En La Salette, a mediados del siglo pasado en un período durante el cual el cristianismo en Francia afronta una creciente hostilidad. Lloró en Fátima, cuando los niños describen la tristeza de la Virgen al hablar de cuan ofendido es Dios por los pecados y muestra a los pastorcitos el horror del infierno y cuantas almas están yendo a el. En Lourdes se ha aparecido llorando, apenada y dolorosa, exhortando a la penitencia para evitar las tragedias y castigos a la humanidad. Y en Siracusa, al final de la segunda guerra mundial, quiso obrar el singular milagro de que una sencilla imagen llorara lágrimas reales que se pudieron observar y ver, y lo que es mas prodigioso, recoger y analizar, comprobándose que realmente se trataba de lágrimas de la misma composición que las lágrimas humanas.

También en ese período llora la imagen de la Virgen de Czestochowa, Polonia. En Civitavecchia, pequeña ciudad en las afueras de Roma, solo hace unos pocos años, una imagen de la Virgen de Medjugorje, lloró Sangre, milagro que fue oficialmente reconocido por el obispo de la diócesis. Muchas imágenes de la Rosa Mística han manifestado lacrimaciones de agua y de sangre.

En un pueblo a 40 Km de Bucarest, que se llama Leyca noua, existe un icono de la Virgen que llora y al que acudí, llamado por nuestra Madre, al ver su testimonio en you tube. He compuesto este pequeño relato de aquel momento:

LA LLAMADA DE LA AMADA


Había recibido la noticia de su próximo encuentro, paloma mensajera del olivo, de su serena y amada majestuosidad. Mi corazón ardía de esperanza. Se turbaba de no ser capaz de expresar su sintonía, su apagada timidez le revelaba. No tenía bienes que darle, no tenía nada. Sólo su mirada de alegría en la miseria, ojos limpios y claros de cristal en cercanía de lontananza, y la humildad de su pedido, reclamando mi presencia en lejanía, viniendo a mí sin yo elegirla.

Rodolfo sabía que la paciencia todo lo alcanza, por lo que decidió saborear el momento de la llegada al jardin, mientras perdido iba cuando cruzaba el enjambre de espinas y batallas. Había errado pensando que más fácil sería localizar el lugar de encuentro con su amada. Ella le esperaría, nada haría perder su confianza.

Al llegar, por fin, no la veía, miraba sin poder ser yo quien la admirara, pero ella humilde le esperaba y le abrió los brazos de su alma y llenó de paz y amor, suavemente, su presencia, envolviendo su olor en la fragancia del amor apasionado hasta la cumbre, hasta la cruz de febrero en la montaña. Y ella le sonrió, con su lágrima apagada en la pestaña, entregando su amor allá en la ventana, de terciopelos, vestida y acariciada. Y de abejas se llenó el panal de mil enjambres, empalagando de frescura la mirada, y sólo fue un momento, pero ¡ay madre!, que belleza se postró ante sus ojos. El amor sin mancha y loco de cordura ya que Dios todo lo puede, y que El sólo nos basta, y a quien lo tiene …ni la belleza más sublime, ni la pureza, ¡nada le falta!.

Volviéndose en sí Rodolfo, vió los niños que merodeaban, pidiendo una limosna para sus padres, ya que ellos ricos eran de alegría y semblanza, pero yo me percaté que uno de ellos era, y pedía que me dieran ellos de su mirada.

Y volviendo alegre por los caminos llanos, encontré el final de mis andanzas, saciado de amor y de alegría, del encuentro personal con mi madre amada, en el sagrario de la aldea de niños abandonados a su suerte, como perros que ladran en manada.

1 comentario:

Guerrera de la LUZ dijo...

Ohhhhh¡ qué bonito Alvaro... tenías razón, me ha encantado.

Nuestra Madre llora, sí. Llora constántemente por todos sus hijos que se pierden. Pobrecita, tenemos que consolarla mucho y sobre todo, hacerle caso en todo lo que nos está pidiendo cada día: oración con el corazón para poder llevar a cabo su plan de salvación.

Madre, nada sin Ti, nada sin mi.

Un beso Al.

 
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