Como un niño, que aprende a clamar antes de amar, y a llorar antes que a orar, así soy yo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

San José, VALENCIA y San Vicente Ferrer.





Se encuentra una cita sobre las fallas dedicadas a San Vicente (la fogata primaveral): en 1596 fueron pagados a Pedro Torralba 74 libras, un sueldo y seis dineros por "les graelles" (las parrillas) donde se quemaban "les falles que fan en la festa del gloriós San Vicent Ferrer".




San Vicente Ferrer (enero 1350-5 abril 1419), muy milagrero (se atestiguan 860 milagros en vida y despues de morir que comprobaron escrupulosamente los jueces del proceso) y con don de lenguas, primer santo de la comunidad valenciana, tenía mucha devoción a San José, esposo de la Virgen María.




Milagro del pañuelo (Milacre del mocadoret):
En 1385 predicando el santo en Valencia, en la Plaza del Mercado, se detuvo y muy conmovido dijo a los oyentes: "Hermanos, ahora mismo estoy viendo que unos hermanos nuestros piden un socorro inmediato, que si no se les da morirán". Le preguntaron dónde estaban esas personas. El santo contestó: "Seguid a mi pañuelo, y donde él entre, entrad. Y lanzó al aire su pañuelo, el cual entró por la ventana de una buhardilla. En ella, en efecto, se estaba muriendo de hambre una familia, que fue socorrida. Según la tradición la casa estaba ubicada en la actual plaza del "Milacre del Mocadoret nº 5 (junto a la plaza de la Reina), donde hay una placa que lo recuerda.


Milagro del tendero (Milacre del salser) En 1359, el comerciante en especies Miguel Garrigues, que vivía en la misma calle que los Ferrer, tenía un hijo que sufría unas úlceras malignas en el cuello y de las que le curó el también niño (¡con 9 años) Vicente. En la fachada del nº 37 de la actual calle del Mar, muy cerca del lugar en el que según la tradición ocurrió este hecho, hay un retablo en cerámica valenciana que lo recuerda. Este hecho es uno de los orígenes de la devoción popular valenciana de las representaciones de diversos milagros (milacres) suyos en los Altares de las calles el día de su fiesta.



SAN JOSE PARA UNA MEDITACION



El sacrificio total, que José hizo de toda su existencia a las exigencias de la venida del Mesías a su propia casa, encuentra una razón adecuada "en su insondable vida interior, de la que le llegan mandatos y consuelos singularísimos, y de donde surge para él la lógica y la fuerza -propia de las almas sencillas y limpias- para las grandes decisiones, como la de poner enseguida a disposición de los designios divinos su libertad, su legítima vocación humana, su fidelidad conyugal, aceptando de la familia su condición propia, su responsabilidad y peso, y renunciando, por un amor virginal incomparable, al natural amor conyugal que la constituye y alimenta"
(Redemptoris custos, 15 agosto 1989, JPII)

"Tomé por abogado y protector al glorioso San José, y encomiéndeme mucho a el. Vi claro que así de esta necesidad, como de otras mayores, este padre y señor mío me saco con mas bien de lo que yo le sabia pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa tan grande las maravillosas mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; de este santo tengo experiencia que socorre en todas las necesidades, y es que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenia nombre de padre, y le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide. Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios".(Santa Teresa, Mi Vida, cap. VI).

San Bernardino de Siena, 1444, devoto de san José, escribe:



“... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada?”



San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar

¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.


LA PRONTITUD, LA OBEDIENCIA Y LA ABNEGACIÓN DE SAN JOSÉ. Homilía del Cardenal Joseph Ratzinger (SS. Benedicto XVI) en al Oratorio de las Hnas. De la Madre Dolorosa. Roma, 3/19/92: .../...

Y morirá por fin José sin haber visto manifestarse la misión de Jesús. En su silencio quedarán sepultados todos sus padecimientos y esperanzas. La vida de este hombre no ha sido la del que, pretendiendo realizarse a sí mismo, busca en sí solamente los recursos que necesita para hacer de su vida lo que quiere. Ha sido el hombre que se niega a sí mismo, que se deja llevar adonde no quería. No ha hecho de su vida cosa propia, sino cosa que dar. No se ha guiado por un plan que hubiera concebido su intelecto, y decidido su voluntad, sino que, respondiendo a los deseos de Dios, ha renunciado a su voluntad para entregarse a la de Otro, la voluntad grandiosa del Altísimo. Pero es exactamente en esta íntegra renuncia de sí mismo donde el hombre se descubre.





PARA MEDITAR POR LA TARDE



San José Custodio y Protector de los Dos Corazones
por SCTJM

Cuando hablamos de San José, hay un silencio que envuelve a su persona; silencio que vivió toda su vida. Su misión fue, después de la Santísima Virgen María, la mas importante que Dios le haya encomendado a criatura alguna, y al mismo tiempo la mas escondida: salvaguardar "los tesoros de Dios" --Jesús y María--y proteger con su silencio, presencia y santidad el misterio de la Encarnación y el misterio de la Santísima Virgen María.

En la primera venida del Hijo de Dios al mundo, las vidas de María y José fueron radicalmente escondidas; ahora --en estos momentos tan difíciles de la historia-- han salido a relucir para dar a los hombres testimonio del amor de Dios por la humanidad, y de lo que hace en los corazones de aquellos que son fieles a Su voluntad. Y así vemos como se ha despertado en estos tiempos, un nuevo interés en la persona de San José, en su santidad, en su misión y en su intercesión.

Los papas y San José: el Papa León XIII escribe "Quamquam Pluries" reafirmando su patrocinio sobre toda la Iglesia. El Papa Pío XII instaura la fiesta de San José, Obrero, el día 1 de mayo. Papa Juan Pablo II escribe"Redemptoris Custos"; habla de la misión de San José especialmente en estos tiempos donde la Iglesia enfrenta grandes peligros.

De manera particular, Dios quiere hacer relucir la persona y misión de San José en su relación con los Sagrados Corazones de Jesús y María. La primera indicación de ello fue dada en las apariciones de la Virgen de Fátima, en Portugal. En la última aparición de la Virgen, el 13 de octubre, San José aparece junto con el Niño Jesús y bendice al mundo. Sor Lucía, la principal vidente, relata lo sucedido:

"Mi intención [en gritar a la gente que miraran hacía arriba,]no era llamarles la atención hacia el sol, porque yo no estaba consciente de su presencia. Fui movida a hacerlo bajo la dirección de un impulso interior. Después que Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento, contemplamos a San José con el Niño Jesús y a nuestra Señora envuelta en un manto azul, al lado del sol. San José y el Niño Jesús aparecieron para bendecir al mundo, porque ellos trazaron la Señal de la Cruz con sus manos. Cuando un poco mas tarde, esta aparición desapareció, vi a nuestro Señor y a la Virgen; me parecía que era Nuestra Señora de los Dolores. Nuestro Señor apareció para bendecir al mundo en la misma manera que lo hizo San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez mas, esta vez como Nuestra Señora del Carmen."

Ese día en Fátima se hicieron presente los Dos Corazones y San José. Dios nos revela los Corazones de Jesús y María pues ellos son la esperanza de la humanidad. Es el amor y la misericordia de estos Dos Corazones la que salvara al mundo del pecado y de la muerte. Pero el misterio de la presencia de San José revela que, unido al amor de los Dos Corazones, Dios espera y busca el amor y la respuesta del hombre para con su hermano. El hombre, con su amor, intercesión y reparación, sumergidos en el amor de Jesús y María, también debe alcanzar gracias de conversión para la humanidad. Dios salvará la humanidad por medio del amor: el amor de Jesús y María y de todos aquellos que, como San José, se unan y vivan dentro de este amor.












CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ ANTE LAS TRIBULACIONES
¡Oíd, querido San José, una palabra mía !... Yo me veo abrumada de aflicciones y cruces, y a menudo lloro... Despedazada bajo el peso de estas cruces, me siento desfallecer, ni tengo fuerzas para levantarme y deseo que mi Bien me llame pronto. En la tranquilidad, empero, entiendo que no es cosa difícil el morir... pero si el bien vivir. ¿A quién, pues, acudiré sino a Vos, que sois tan bueno y querido, para recibir luz... consuelo… y ayuda? A Vos, pues, consagro toda mi vida, y en vuestras manos pongo las congojas, las cruces, los intereses de mi alma… de mi familia… de los pecadores… para que, después de una vida tan trabajosa, podamos ir a gozar para siempre con Vos de la bienaventuranza del Paraíso. Amén.
Jaculatoria. San José, Protector de atribulados y de los moribundos, rogad nosotros.

martes, 17 de marzo de 2009

El Papa católico ecuménico





El próximo 19, es el santo del Papa, Joseph Ratzinger. Su semblante alegre producto de su fe inmensa, de su trabajo intelectual que no le agota, de su ofrecimiento constante a Dios, de su perseverancia en la doctrina y en la vida eclesiástica. Tiene esa gracia especial que Dios da a determinadas personas de evitar en lo más mínimo apartarse de Dios. Como santa Teresita de Lisieux, la gracia que decía ella tener de adelantarse a las caídas antes de que se produzcan. Es una persona, un cristiano coherente en toda su vida con la fe. No deja ni un momento nada al azar, pues la fe no consiste en algo separado de la vida. Fe y vida, Vida y razón, amor y esperanza.


Es una persona extraordinariamente normal. Cariñosa, detallista, amable, sencilla, con los pies en la Tierra y la cabeza en el Cielo.


Sus cartas son eso, cartas. No tratados dogmáticos eternamente elevados. Sino aplicables a la vida, a la familia, a la sociedad, al Estado, a la mujer, al hombre, al niño al adulto, al pobre y al rico, al trabajador manual, al intelectual pero al concreto no al abstracto. A todos, porque a todos ha venido a salvar nuestro Señor.


Es una persona que habla con autoridad. No como quien no sabe lo que dice o hace, no es un fundamentalista dirían ahora algunos, sino que dialoga, razona, estudia, aprende, corrige, corrige aprendiendo y aprende corrigiendo. No es un idealista (hegeliano) ni un materialista (marxista), sino que el amor de Dios que le inspira, actua como aceite y motor del mundo formado de mente, espíritu y materia, sin interrupciones. Actúa porque ora, ora porque actúa. Ama aporque cree, cree porque ama. Espera porque cree, cree porque espera y ama.


Es el representante de Dios en la Tierra, es la Cabeza visible de la Iglesia, es el Pastor de las almas universales, además de tener jurisdicción territorial sobre Roma, tambien la tiene personal sobre las demás jurisdicciones. El es jerarquía obediente a Dios, él es cauce caudaloso de la Palabra de Dios, que llega a todos. El es uno, santo, católico, apostólico y romano. Nosotros los católicos somos romanos, porque estamos unidos en el amor. ¿Quo vadis?. Cuándo han habido apartamientos de esta territorialidad/espiritual o encarnación visible de la unidad de Dios y de su Iglesia, han habido momentos drásticos en la vida de la Iglesia. Pensemos en el Papa Luna, y en los papas de Avignon. Voy a ir a morir en la Cruz nuevamente. El Papa es la imágen de la Cruz de Cristo en la Tierra. Así es como murió San Pedro, en una cruz con la cabeza abajo. Así es nuestro Papa: una cruz silenciosa, la sombra de la Cruz de Cristo en el mundo. Una Cruz que no pesa porque la lleva El. Una cruz aceptada, alegre, vivificante, luminosa.


Omens cum Petru ad Iesus per Mariam!. Todos con Pedro a Jesús por María!!!.
 
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