José de Arimatea. Era un hombre rico, poderoso pero humilde, de los que esperan la salvación, pero no tenía el valor de la fe entera, no había resucitado todavía Jesús. Sin embargo, su temple humano, le hace primero oponerse al veredicto del sanedrín del que era miembro, y luego solicitar la entrega del cuerpo de Jesús, a Pilatos, que accede. Además ya era tarde, el día siguiente no podía dejarse el cuerpo pues era fiesta. Sabiéndolo José, se aprovecha del desconcierto, buscando piadosamente, hacer justicia a un hombre santo, avasallado por la turba. Se le celebra el 17 de marzo.
A mi hermana Carmen le habrá gustado lo que le he escrito, ante la pérdida inmensa de su perro hace unos dias:
Carmen. Te voy a contar una historia real.
Habia un perro negro, tipo lobo, que el dueño le llamó Ari, por abreviar el término Arimatea, del Evangelio, aquel rico consejero del sandrin, que dio su losa para que descansara piadosamente el cuerpo de Jesús, tras su crucifixión. Tras un año de vida en un ambiente de campo, el párroco de la ciudad, distante a 17 Km de allá, estaba desarrollando un cementerio, y necesitaba cuidar del mismo por las noches, por lo que con mucho pesar pero alegre, el dueño del perro Ari, sin que se lo pidiera, se lo entregó al párroco, entendiendo que su nombre era elegido para eso, cuidar del lugar donde descansarían los fallecidos cristianos. Duró allá mucho, más de dos años, pero en el entretiempo tuvo un accidente, pues en las inmediaciones del cementerio, un coche le golpeó en el pie delantero, por lo que el dueño, lo recogió y se lo llevó un mes a su casa, para que descansara Ari, y se recuperara. Volviéndole a llevar al cementerio, una vez recuperado.Siempre en coche.
Al cabo de esos dos años, construida ya la capilla del cementerio, un cristiano de la localidad, llamado Franco, estaba sufriendo cáncer terminal, y debia hospedarse en algún sitio, porque las medicinas le costaban mucho y no podía pagarse un alquiler. El dueño de Ari se ofreció a hospedarle. Todavía no se había hospedado, cuando el dueño que ya no sabía casi nada de Ari, por haberlo dejado en manos del párroco, y siendo pascua de resurrección, el mismo lunes de resurrección, a los tres dias de acordar el recibimiento del ciudadano en trance de morir, vió aparecer increíblemente en su casa de campo, distante a 17 Km, entre campos y montes, a Ari. Al principio, siendo de noche, no le distinguió nadie. Se creía un perro vagabundo. Ese mismo día apareció entre papeles el carnet de vacunación del perro, que estaba en la casa, al hacer orden, carnet desaparecido hacia dos años, quedando a buen recaudo, sin todavía sospechar que Ari ya estaba merodeando nuevamente la casa. Al día siguiente de mañana, el dueño, vió al perro. Era muy de mañana, por lo que sin saber qué hacía, le echó de la casa, ahuyentándolo con un palo. Se compadeció seguidamente de él, por ver lo dócil que era. Le dejó entrar en la parte noble del jardin para apartarlo del corral de gallinas ante el temor a que le hiciera daño a éstas. Al volver a ver al perro, media hora después, notó que cojeaba un poco, y en ese mismo momento se dió cuenta que era ¡su perro, Ari!, que había vuelto, no se sabe cómo. Esa misma mañana, en la iglesia de la ciudad, preguntó el dueño por el perro al párroco, sabiendo que habia vuelto, y el sacerdote le dijo que se había escapado, que saltaba y hacia agujeros para salir, y que ya no sabia de él. El dueño le contó la historia. Ese mismo día, todavía asombrado por el caso, se lo comentó a su cuñado, que inmediatamente, le dijo: ES UN MILAGRO DE PASCUA.
El dueño, pensándolo bien, entendió que era una caricia de Dios por los cuidados que se iban a dispensar a un hombre que iba a morir pronto, debido al destino que le dió desde el primer día, al imponerle sin saber lo que ocurriría despues, el nombre de Ari, de Arimatea al que hasta entonces se le hacía llamar por el dueño de su progenitor como neru, de negro. La historia no creo se haya acabado.(Es mi perro, Carmen, y espero que eso te alivie en el dolor por la pérdida del tuyo, en el bien entendido que cumplen la voluntad de Dios hasta en detalles como la muerte). Y que naturalmente tienen esa capacidad de buscar la casa de su amo, ya sea en la tierra como luego. Un beso enorme.
Tu hermano,