Como un niño, que aprende a clamar antes de amar, y a llorar antes que a orar, así soy yo.

martes, 7 de abril de 2009

Getsemani

Jesús, gracias por entregarte por mi.



La oración de Jesús en el huerto, llega muy al fondo del alma del cristiano”
Como preparación para la Semana Santa ofrecemos el prólogo de “Getsemaní”, un libro del prelado del Opus Dei dedicado a la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos.
"Oración en el huerto" de Francisco Salzillo

Getsemaní. Horas de amargura humana para Jesús; horas de paz inefable en el hondón de su espíritu, porque cumple la Voluntad santa de su Padre. Unas horas éstas, las de la oración de Jesús en el huerto, que llegan muy al fondo del alma del cristiano. El Maestro quiso rezar con los hombres y por los hombres en el momento culminante de su entrega a la obra redentora.Al sentirnos un personaje más en el Evangelio, como aconsejaba san Josemaría, detengámonos con sosiego en este pasaje, que nos muestra la fuerza divina del amor de Jesús a sus hermanos los hombres y, a la vez, hasta qué extremos asumió nuestra flaqueza y nuestra debilidad. Por eso, lo que haremos es sencillamente mirar a Jesús en Getsemaní y, en el trasfondo, a los apóstoles. Cada detalle de esa noche memorable nos afecta: hemos de vernos en ese trance, para agradecer la bondad de Dios, para afrontar personalmente la Pasión y Muerte del Redentor y profundizar en este misterio. Así aprenderemos a amar y a rectificar nuestra vida. Vamos a proceder como Teresa de Jesús que, al contemplar la vida de Cristo, hallábase mejor donde le veía más «solo y afligido». «En especial —nos dice— me hallaba muy bien en la oración del Huerto. Allí era mi acompañante. Pensaba en aquel sudor y aflicción que allí había tenido… Deseaba limpiarle aquel tan penoso sudor… Muchos años, las más noches antes que me durmiese, cuando para dormir me encomendaba a Dios, siempre pensaba un poco en este paso de la oración del huerto… Y tengo para mí que por aquí ganó muy mucho mi alma, porque comencé a tener oración sin saber qué era…». Vaya por delante esta doctrina clara: todos podemos rezar; con más exactitud, todos debemos rezar, porque hemos venido al mundo para amar a Dios, alabarle, servirle y luego, en la otra vida —aquí estamos de paso—, gozarle eternamente. ¿Y qué es rezar? Sencillamente, hablar con Dios mediante oraciones vocales o en la meditación. No cabe la excusa de que no sabemos o nos cansamos. Hablar con Dios para aprender de Él, consiste en mirarle, en contarle nuestra vida —trabajo, alegrías, penas, cansancios, reacciones, tentaciones—; si le escuchamos, oiremos que nos sugiere: deja aquello, sé más cordial, trabaja mejor, sirve a los demás, no pienses mal de nadie, habla con sinceridad y con educación… No despreciemos el tesoro de la oración, porque se ama como se reza, y se reza como se ama. De seguro que, al contemplar al Maestro en Getsemaní, se abrirá paso en nuestra mente la necesidad de orar también cuando no resulta fácil.La «agonía» de Getsemaní, como llama san Lucas al trance que vivió Jesús en aquel evento salvífico, posee una fuerza extraordinaria de interrogación: «Jesús sufre, por cumplir la Voluntad del Padre… Y yo, que quiero también cumplir la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podré quejarme si encuentro por compañero de camino el sufrimiento?»Constituirá una señal cierta de mi filiación, porque me trata como a su DIvino Hijo. Y, entonces, como Él, podré gemir y llorar a solas en mi Getsemaní, pero, postrado en tierra, reconociendo mi nada, subirá hasta el Señor un grito salido de lo íntimo de mi alma: Pater mi, Abba, Pater… fiat!».Dispongámonos a recorrer paso a paso y palabra por palabra esos relatos evangélicos y a desagraviar por las deficiencias de los hombres que allí se hacen patentes. Metidos en el Evangelio, entenderemos que Jesús nos convoca, como a los discípulos, a la oración, y nos fijaremos en la actitud que tuvieron, con el deseo sincero de que no se repita por nuestra parte aquella falta de atención y de solicitud por quien tanto nos ama.Éste es el misterio: la Redención se ha cumplido ya —semel pro semper: de una vez por todas y para siempre— en la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor; pero se va realizando en las almas cada día, día a día. Y los cristianos —hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, intelectuales y trabajadores manuales, solteros y casados— somos apóstoles: pero no apóstoles dormidos sino bien despiertos, portadores de Cristo, para conocerle y darle a conocer.

10 comentarios:

Guerrera de la LUZ dijo...

Qué bella entrada Alvaro.
Me horroriza la noche que tuvo que pasar Cristo sabiendo lo que se le venía encima, son esa "tristeza de muerte" que dijo sentir... y me emociona poder acompañarle pasado mañana y estar allí con El desde la eternidad sabía quiénes le íbamos a acompañar.

La verdad es que es mi noche favorita del año.

Muchas gracias Alvarito.

Un abrazo, querido.

Alvaro dijo...

Todos necesitamos un ángel como tú, para afrontar esos momentos amargos, y estar despiertos con El en la oración al Padre y obedecer en esos momentos difíciles. Gracias!.

Guerrera de la LUZ dijo...

Gracias a ti tesoro y muchísimas gracias por todos tus comentarios tanto en Lucha de Titanes como en el blog del padre, siempre con todo cariño, respeto y sabiduría.

Un abrazo muy grande, te quiero mucho.

Unidos en la Comunión de los Santos, sobre todo en estos dias de dolor de nuestro Amado.

Gloria dijo...

Gracias por ir a verme Alvaro, te dejo cariños, Gloria

las 7 almas robadas dijo...

la verdad esk me pone muy trst la semana santa...
estoi deseandok llege el domingo para selebrarlo!
me gusta tu pagina ,me ace pensar...x)

suert

Guerrera de la LUZ dijo...

Un beso Alvaro, unidos en esta noche junto al Cuerpo muerto de nuestro Amado.

Alvaro dijo...

Guerrera, cuánto consuelo has puesto en mi blog!. Siete almas, tenemos que rezar mucho, diciéndole sí al Señor en todo. Luego vendrá la alegría de la Resurrección, de la gloria eterna, de nuestra filiación conquistada por Cristo eternamente para no volver a pecar nunca más. Gracias a Jesús, a José y a María, la Corredentora, por esa entrega silenciosa, cruenta, dolorosa, triste y ardorosamente amante que nos infunde constantemente en nuestra alma en gracia. Viva la Sagrada Familia Corredentora!!!. ¿Qué haremos nosotros a cambio?.

Anónimo dijo...

ALeGRíA!
aLeGRíA
ALeGRíA!
El SeÑoR Ha ReSuCiTaDo Mi HeRMaNo!
:D

las 7 almas robadas dijo...

gracias por sas plabras tan bonitas...x) y k alegria estaba deseando k llege el domingooo

y lla llego111

x)gracias y suert

Guerrera de la LUZ dijo...

Querido Alvaro, felicísima Pascua de Resurrección cielo.

Un abrazo.

 
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