Como un niño, que aprende a clamar antes de amar, y a llorar antes que a orar, así soy yo.

viernes, 20 de febrero de 2009

LA SEÑO




Hace una semana murió Benedicta Ulacia Muguerza, la Seño, con más de 90 años. Hoy le celebrábamos su cumpleaños. Ella vivía en mi casa. Era una más de la familia. Trabajaba mucho. Llegamos a ser siete hermanos. Muchas veces mis padres le ponían otra empleada. Para eso mi padre trabajaba multiempleado (como se decía entonces). Además era guapa, ojos azules. Piadosa, iba a Misa los domingos con mucha piedad y el velo. Vasca hasta los tuétanos, de Motrico. llegó a nuestra casa cuando mi padre dirigió la yeguada de Lore Toki, en S. Sebastián (yo con 2 a 4 años). Se acordaba siempre de una anécdota que me repetía muchas veces, que una vez vi pasar a un religioso con su traje negro y su cruz, y crucé rápidamente la calle, era un crio, le besé el crucifijo, y me volví. Se fué de casa cuando se jubiló para seguir ayudando a sus hermanos. Venía a menudo en Navidad a pasarla con nosotros. Dios la tenga -la tiene- en su gloria. No era del Opus Dei, como mis padres, pero como si lo fuera. Asistieron al entierro mis hermanos Miguel, Myriam y Juan.


Me ha parecido bien aportar una entrevista que aparece en Opusdeialdia.org sobre la visión de una numeraria auxiliar del Opus Dei.

¡Soy numeraria auxiliar y me gusta servir!
Katia Blondeau, 34 años, es una numeraria auxiliar del Opus Dei. Actualmente, trabaja en la Escuela de Hostelería Dosnon cerca de Soissons (Francia). ¿Qué significa para ti ser numeraria auxiliar?
Para mí, una numeraria auxiliar es una cristiana, una persona del Opus Dei que vive el celibato, y que procura poner a los demás (su familia, sus clientes, sus amigos) en el centro de su trabajo, -en mi caso, la hostelería- y de esa forma servir a Dios, conocerle y quererle.
Busco crear un ambiente familiar allí donde trabajo, y espero contribuir así al equilibrio y al bienestar de las personas a las que llego con mi profesión.
¿Cómo se concreta eso? En el cuidado que procuro poner en los detalles: por ejemplo, al poner la mesa para comer; o prestando atención para escuchar las necesidades de los demás. Es decir, se trata de hacer felices a los demás.
¿Cuál ha sido tu recorrido profesional?
Cuando terminé mis estudios de hostelería, trabajé durante un tiempo en el restaurante de un gran grupo. Aprendí mucho y a buen ritmo, pues los trabajos de hostelería no se improvisan. Trinchar y flamear ante el cliente, el arte de la mesa, neología... todo iba muy bien, pero yo quería trabajar para mi familia, el Opus Dei. Así que comencé a trabajar las tareas domésticas de diversos centros de la Obra.
Actualmente, soy profesora de restauración en una escuela de hostelería donde, además, el Opus Dei ofrece a las alumnas que lo desean una formación cristiana. Allí es donde procuro transmitir todos mis conocimientos profesionales junto con la atención a los demás que considero tan interesante.
Hoy día ha aumentado el interés por las profesiones directamente relacionadas con el servicio a los demás, anteriormente menos valoradas. ¿Qué te parece este cambio de mentalidad?
¡Me parece muy positivo y, a la vez, lógico!
Es como redescubrir el valor que tiene cada persona y la necesidad que tenemos de ser amados. En mi opinión, gran parte de los problemas de la sociedad surgen de la indeferencia con que a veces nos tratamos unos a otros.
Considero que estas profesiones relacionadas con el servicio contribuyen muy directamente a crear una sociedad más humana y calurosa. Por eso me parece lógico que cobren un nuevo valor: es una ganancia enorme para la sociedad.

Me gusta dar esta dimensión familiar a mi trabajo y manifestarlo en estos detalles de cariño hacia mi gente. A mi, estos detalles no me suponen una carga de trabajo. Son más bien una alegría, porque sabes que los demás están disfrutando con ello.
Es algo que siempre he experimentado en los centros del Opus Dei: allí la gente intenta hacer la vida alegre a los otros, especialmente si están pasando un momento difícil, por motivos de trabajo, salud u otros. Creo que las numerarias auxiliares tenemos un papel muy importante en este campo y eso me estimula a llevar a cabo mi trabajo con mayor profesionalidad y cuidado.

¿Te parece que los trabajos de servicio están bien remunerados?
Mi sueldo se corresponde con mis conocimientos y mi trabajo. No es desorbitante, pero sí suficiente.
Actualmente, estoy contratada por la Escuela de Hostelería Dosjon. Yo me encargo de mi mantenimiento: vestido, alimento, libros, entretenimientos, etc.
Procuro gastar el dinero con sentido de responsabilidad, sabiendo que –al igual que cualquier persona en el Opus Dei- puedo ayudar económicamente, siempre que me sea posible, a un gran número de iniciativas sociales, culturales y educativas que personas de la Obra llevan a cabo en todo el mundo. Me gusta poder contribuir –aunque sea con pequeñas contribuciones- al desarrollo de iniciativas en países necesitados.

¿Cuál es la frase de San Josemaría que más te gusta?
“Que tu vida no sea una vida estéril. Sé útil. Deja poso. Ilumina con la luminaria de tu fe y de tu amor”.

5 comentarios:

Gloria Baker dijo...

Que lindo este testimonio Alvaro, me ha encantado me la imagino perfectamente!!! xxGloria

Alvaro dijo...

Gracias Gloria. Algunas veces me propinaba castigos, pero es que yo era -soy- tan malo, que menuda paciencia. Qué bonito nombre tenía. Ahora está en tu nombre.

Guerrera de la LUZ dijo...

Siento lo de tu tata Alvaro.

Qué grandioso el trabajo que realizan las numerarias auxiliares, qué vocación tan bonita. Y siempre tan criticadas... ya les pagará el Señor el ciento por uno.

Un beso.

Gloria dijo...

Como has estado Alvaro no he sabido de tí! xxGloria

Alvaro dijo...

Nada nuevo Gloria. Sólo ocupaciones diferentes. Espero poder visitaros la semana que viene. Un beso. Feliz dia del martisor!. Es un dia especial de la mujer rumana que recibe miles de flores en el 1 de marzo, de los amigos y familiares. Es como si fueras algo rumana...

 
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