Como un niño, que aprende a clamar antes de amar, y a llorar antes que a orar, así soy yo.

domingo, 15 de febrero de 2009

EL DEBITO CONYUGAL


La revolución del matrimonio: volver a ser uno.

En el año paulino, volvamos sobre su doctrina:


En el capitulo 7 de la 1ª carta a los corintios, dice " En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer."


En otra carta, 1 Tim. 4, dice:"Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado".


Aunque es la cruz de la moneda, pues el amor es lo que fundamenta la unión matrimonial, es claro, que surgen unos deberes entre los cónyuges, que sostienen ese amor. Entre éstos el débito conyugal. Se acerca por ejemplo en general al pecado mortal no dar al cónyuge al menos dos veces al mes, o, mejor, cada quince días, el remedio a su concupiscencia.


Hay personas que piensan que estas doctrinas son modernas, y nada más lejos de la realidad. Desde el siglo XIII, hasta tendían a privilegiar a la mujer, a la que la timidez “natural” de su sexo impedía exigir lo debido tanto del impudor como de la frialdad de su marido, y asignaba a éste el deber de comprender las medias palabras de ella, aun los gestos o las simples actitudes del cuerpo y del rostro indicativos de su deseo. Esta visión de las obligaciones que parece tan poco poética es obligada cuando de dos personas entregadas se trata, y con el fin de evitar los pecados de la carne del otro, y, sobre todo, para sostener tambien en el orden jurídico -aunque parezca lo contrario-el amor.

Debe haber una cierta separación espiritual, una cierta intimidad en cada uno de los cónyuges, como personas únicas que son, que deja una atmósfera de libertad y de respeto entre ellos. Ese respeto a esa intimidad es una fuente del amor, pues el amor debe ser libre, por un lado, y servicial de donación de sí, por otro. Me hago siervo tuyo porque me da la gana. Por eso, donde no hay amor-se dice-, pon amor y sacarás amor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me FLiPó eL MaTRiMoNio MuLTiMeDia...
pero cómo es posible q la gente oyera algo en 1 cassete! :D

Alvaro dijo...

Ja,ja,ja. Es curioso, verdad?. El asombro del pasado es más divertido que la sociedad del usar y tirar del presente.

Guerrera de la LUZ dijo...

Genial entrada Alvaro, es muy bonito el deber conyugal. Pero eso de 2 veces al mes ... Debería ser obligatorio hacer el amor todos los días XD

Un beso.

Alvaro dijo...

Claro que sí, Guerrera.
Es obligatorio, pero entra en materia grave el incumplimiento del mínimo. Los juristas distinguimos los delitos de las faltas, y los teólogos los pecados mortales de los veniales.

 
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